“¿Se enfría el rally? Lo que hay detrás del freno en Wall Street”

Jun 4
¿Se está frenando el rally en Wall Street? Lo que realmente está pasando tras la subida del 20% en el S&P 500

Después de un fuerte repunte de casi 20% desde los mínimos de abril, el mercado parece estar perdiendo fuerza. ¿Por qué? Porque aunque muchos se enfocan en las tensiones comerciales y los nuevos aranceles, hay tres factores más profundos que están metiendo ruido en el ánimo de los inversionistas:

Moody’s bajó la calificación crediticia de EE.UU., sumándose a lo que ya habían hecho S&P y Fitch.

La subasta de bonos del Tesoro a 20 años salió floja, lo que muestra menor apetito por la deuda americana.


La Nueva ley Fiscal

La Cámara de Representantes aprobó una nueva ley fiscal, llamada “One Big Beautiful Bill”, que busca extender recortes de impuestos… pero a costa de agrandar el déficit.

Aunque esta ley todavía debe pasar por el Senado y probablemente sufra cambios, el solo hecho de que avance refuerza una preocupación que viene cocinándose hace años: el gasto descontrolado y el aumento de la deuda en EE.UU.

Mientras tanto, los bonos a 30 años ya pagan más de 5%, el dólar se debilitó frente a otras monedas, y las acciones recortaron un poco. No porque haya una crisis inminente, sino porque los mercados están empezando a cuestionarse algo serio: ¿hasta cuándo se puede sostener un modelo económico con este nivel de déficit y deuda?

¿Qué tan importante es que Moody’s haya bajado la nota?

En términos prácticos inmediatos: no mucho. Moody’s ya tenía a EE.UU. bajo vigilancia negativa desde noviembre de 2023, y esta rebaja era casi un trámite. Además, como los grandes índices toman en cuenta la calificación más baja o el promedio entre las tres agencias, muchos ya consideraban a EE.UU. como AA.

O sea, no va a haber ventas forzadas ni un terremoto en los fondos indexados. Pero eso no significa que no sea grave. Lo simbólico pesa: se acabó el triple A para EE.UU. por completo. Y esto ocurre justo cuando el Congreso quiere seguir recortando impuestos sin ajustar el gasto, lo que solo agrava el problema de fondo: la salud fiscal de largo plazo está en deterioro.

¿Esto es un cambio de tendencia o solo una pausa?

Esa es la gran pregunta. A corto plazo podría ser solo una corrección sana tras un rally acelerado. Pero si los rendimientos de los bonos siguen subiendo y el déficit se convierte en tema central de 2025, podríamos estar viendo el inicio de una nueva etapa para los mercados: más volátil, más incierta, y donde la política fiscal ya no se puede ignorar.


¿Por qué están subiendo los rendimientos de los bonos? ¿Y qué tiene que ver eso con tus inversiones?

La semana pasada vimos cómo los bonos del Tesoro a 10 años superaron el 4.5% y los de 30 años pasaron el 5%, algo que no veíamos desde 2007. A simple vista puede parecer un dato técnico… pero detrás hay señales que no podemos ignorar: el mercado está empezando a ponerle precio al desorden fiscal de Estados Unidos.

Traducido: el gobierno necesita más dinero, y eso significa más deuda. Pero a mayor deuda, más riesgo... y los inversionistas no son tontos: exigen más rendimiento para prestar a largo plazo. Por eso la curva de rendimientos se estira, reflejando esa “prima de riesgo” por aguantar bonos a más años.

Sí, Moody’s bajó la calificación crediticia de EE.UU., pero eso fue más bien un síntoma. El verdadero fondo es que la sostenibilidad fiscal está en duda, y el mercado lo está marcando con claridad.

¿Y qué hay del crecimiento y la recesión?

Curiosamente, mientras se calienta la discusión sobre la deuda, el miedo a una recesión parece haberse enfriado. La política comercial se ha relajado (por ahora), y la bolsa volvió al mismo punto donde empezó el año. Así que los bonos también ajustaron sus expectativas: ya no se ven tantos recortes de tasas por parte de la Fed este año, probablemente solo uno o dos.

Pero ojo: no es solo un tema local. Los rendimientos de bonos a largo plazo han subido en todo el mundo: Japón, Alemania, Reino Unido y Australia también están viendo presión sobre sus bonos. O sea, es parte de un reajuste global, no solo culpa del Congreso de EE.UU.


Deuda, bonos y lo que realmente está en juego

No hay que darle muchas vueltas: que el déficit y la deuda de EE.UU. estén creciendo a toda velocidad mientras la economía está fuerte y el desempleo en mínimos… no es una buena señal. Es como si alguien se endeudara hasta el cuello en plena época de bonanza. ¿Qué pasará cuando lleguen las vacas flacas?

Ahora, hay una diferencia clave: el gobierno de EE.UU. se endeuda en su propia moneda, el dólar. Y no solo eso, puede emitir más, y refinanciar deuda cuantas veces quiera. No puede quebrar como una empresa o un ciudadano común. Pero eso no es licencia para imprimir sin control. Más billetes sin respaldo = inflación. Y ya vivimos ese golpe hace poco.

Aunque el tema fiscal no es nuevo, y probablemente seguirá dando vueltas por años, hoy no creemos que represente una amenaza directa para la economía. Pero sí está claro que se vienen decisiones difíciles: o se recortan gastos, o se suben impuestos. Muy probablemente… ambas.

¿Siguen siendo seguros los bonos del Tesoro?
Sí. Y por mucho. A pesar de la rebaja en la calificación y todos los discursos alarmistas, los bonos del Tesoro siguen siendo el activo refugio número uno del mundo. ¿Por qué? No por su “triple A”, sino porque el mercado es gigantesco, tiene liquidez brutal y porque el dólar sigue siendo la moneda de reserva global.

Y si nos ponemos a comparar, otros países tienen incluso más deuda como porcentaje de su economía: Japón, China, Reino Unido. El problema es global, no exclusivo de EE.UU.

Entonces, ¿por qué los rendimientos suben si hay tanta deuda?
Aquí viene lo interesante: históricamente, más deuda no siempre significa rendimientos más altos. De hecho, muchas veces es al revés.

Ejemplo claro: entre 1997 y 2001, cuando EE.UU. tenía superávit fiscal, el bono a 10 años rondaba el 6%. Pero después de la pandemia, con déficit récord, los rendimientos estaban en mínimos históricos. O sea, el rendimiento no depende solo de la deuda, sino también del crecimiento económico, la inflación y —sobre todo— de lo que haga la Reserva Federal.

¿Y qué debe hacer un inversionista inteligente hoy?
Entender que la deuda y el déficit sí importan, pero más desde una perspectiva de planeación fiscal que de inversión directa. ¿Por qué? Porque los impuestos actuales están en mínimos históricos… y si tú estás construyendo patrimonio, es momento de prepararte para un futuro con impuestos más altos.

Creado con